sábado, 2 de enero de 2010

APORTE REFLEXIVO: FINAL Y COMIENZO DE AÑO

Juan Antonio:

Envío estas reflexiones. Dejo a tu criterio su lectura. Como verás, no tengo poder de síntesis, pero es que pasó tantas cosas en el 2009...

Brindo junto a vos por el inicio de este Bicentenario, con las esperanzas de que todo mejorará...

Saludos cordiales...

CARLY MANCUELLO.


2010. Año del Bicentenario.
El momento de construir nuestro presente

Es inevitable. Fin de año. Momento de balances… He aquí un itinerario de nuestras mejores actitudes y nuestras peores miserias…
2009 no ha sido un año simple… Muy por el contrario, el sólo hecho de haber sido electoral, no solo lo ha convertido desde su inicio en una campaña proselitista interminable, sino que lo ha vuelto decisivo como si esa campaña hubiera sido una presidencial… El adelantamiento de sus comicios, no ha contribuido en nada, y sólo ha demostrado una cosa: hoy cualquier camino que permita retener el poder, es probable, incluso si ello choca con la constitucionalidad y legalidad de sus estrategias.
En el medio, la Biblia y el calefón se hacen un festín: Ley de Medios Audiovisuales, prórroga a los superpoderes, ley de emergencia agropecuaria, corrupción en valijas y baños ministeriales sin juicios ni sentencias, desaparecidos civiles en tiempos democráticos, operativo policial sin precedentes para encontrarlos, luego papelón policial sin precedente también, inseguridad y accidentes viales en todas las formas y tamaños, convocatoria a diálogos malintencionados, Reforma Política, Corrientes mata periodista, Corrientes vota radicales contra radicales, gobernador correntino electo que desconoce su procedencia partidaria, el Campo que se tranquiliza pero no resigna su lucha, los tribunos de la calle de este Gobierno nacional pelean por quién tiene la escritura de semejante mensura, el llanto diario de familias destruidas por la inseguridad, la lluvia que no nos quiere visitar, la Primera Dama se estrella contra una pared de nuestra Primera Casa, operativo descacharrado 1, operativo descacharrado 2, ambos “un éxito extraordinario” a juicio del Gobernador, los hospitales no están autorizados a hablar del dengue, los mosquitos crecen a la vera del basurero municipal, donde se iba a quemar todo vestigio de la no-epidemia, los chaqueños sin agua por la sequía, los chaqueños sin luz por la negligencia, etc. Etc. Etc…..
Hemos sido autistas espectadores de un juego perverso, asistimos al bacanal banquete de los inmorales, desde las testimoniales hasta la desobediencia judicial, desde un triple crimen sin respuestas hasta la perversión de los medicamentos adulterados, desde la idiotez de los autos y heladeras financiadas que nadie compró hasta el enriquecimiento ilícito de la presidenta y su príncipe consorte… En lo provincial, una epidemia de Dengue nunca advertida y la vergüenza nacional con una ministro de salud “inimputable” que sólo nos ha dejado el sabor amargo de que la sociedad paga los errores de los inoperantes; la extenuante sequía que nos ha dejado desnudo de desarrollo y ha demostrado la falta de obras públicas y estrategias públicas para satisfacer a un pueblo necesitado, ya no de lujos, sino de servicios elementales, agua, agua, agua…; una lucha de la política corporativa por quedarse con la Presidencia de nuestra Legislatura a costas de acuerdos espurios y al precio que sea, nada importa mientras garantice el cargo y el sueldo… Las ideologías y el pueblo, bien, gracias, pero por aquí no han pasado… En cuanto a lo local, una Comisión de Emergencia ignorada y, por ende, desoída no sólo por el gobierno, sino por nosotros mismos, la sociedad que lamenta padecer la falta de agua, pero se niega a contribuir con su participación; los caprichos legislativos de un oficialismo tosco por no aprobar nada que proponga la oposición ni siquiera el trabajo altruista de una peluquera; la inseguridad jurídica de no disponer de lo que se posee, o mejor dicho la seguridad de que nada nos pertenece, bien sabe la Comisión Hípica de esto.
Afortunadamente en el medio hemos tenido oasis de esperanzas, eso de que no todo está perdido, que vale la pena las luchas… Un ex presidente, Raúl Alfonsín que ha tenido la despedida a su última mortaja con los honores de un pueblo que sin obligación de protocolo se ha acongojado hasta las entrañas, un pueblo que aún admitiendo de los errores humanos, advierte que la honradez y la humildad, todavía son valores admirables; lo mismo para la gran Mercedes Sosa, la voz de la tierra, una cantora que se atrevió a pensar y a cantar su pensamiento; 2 símbolos, uno político e indudable icono de la democracia moderna de nuestro sistema nacional, la otra artista de nuestra cultura popular, ambos imprescindibles e inolvidables; localmente vale mencionar tanta obra de pavimento y compromiso de una sociedad identificada con una causa, dado que de la mano de Carlos Alabe, nadie ha querido quedar afuera de semejante proyecto solidario… En lo general vaya un reconocimiento para todos los hombres y mujeres de a pie que diariamente trabajan para sí y de esa forma sostienen nuestras comunidades… aquellos que viven y sobreviven el día a día con penas y angustias, pero siempre, con esperanza y optimismo, aquellos que no admiten el ingreso del clientelismo perverso ni en sus bolsillos ni en sus convicciones, hombres y mujeres del campo y del pueblo que se resisten a condenar su propia sociedad a la dádiva y a la prebenda… No en vano dice Ayn Radn en su libro La rebelión de Atlas: "Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegido contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada."
Pertenecemos, los argentinos, realmente a este modelo de sociedad? O es que estos gobiernos populistas nos están despojando de nuestras dignidades y mostramos nuestra peor imagen? Sin educación, sin salud, si servicios públicos elementales, jaqueados por la violencia verbal, perseguidos por el pensamiento único, no nos queda otra que dedicarnos a la frivolidad y al hedonismo? Será por eso que no nos interesan los reclamos sectoriales ni los atropellos al imperio de la ley, no queremos participar comunitariamente o debatir seriamente, y nos redujimos a celebrar las apariciones de Ricardo Fort en la tele y a revisar cada dictámen del jurado de Tinelli? Nos embrutecieron para que no advirtamos lo realmente importante, y en ese circo, no sólo nos autoperjudicamos sino que embargamos nuestro futuro? Somos nosotros tan responsables como quienes nos gobiernan de la orfandad de nuestro futuro…?
Hay que reconocer las certezas, para empezar a cambiarlas… Hoy somos ese modelo de sociedad, mañana podemos ser otra… Cuáles son los cambios necesarios? Uno político, el otro social…
Políticamente, en esta Argentina desfigurada por la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la recesión económica y la crisis educativa, es necesario establecer acuerdos programáticos superiores a cualquier ideología partidaria, donde se establezcan políticas de estado y no políticas de gobierno solamente. Terragno va a tono con su proyecto 2010 – 2016. Sólo así el futuro dejará de ser una previsible repetición del presente o, peor todavía, un agravamiento aún más pronunciado de lo que hoy ocurre. Como bien ha dicho Alberto Abad, "la política debe ser una máquina de generar esperanza". Y ya sabemos que si no genera esperanza, genera desesperación.
Se trata de recuperar la política como práctica probatoria de un proyecto democrático que, entre nosotros, sigue sin haber consumado su transición desde el autoritarismo a la vida republicana. Y conste que, hoy, vida republicana significa, a mi entender, firmeza institucional en el marco de una alianza entre la clase media y aquellos otros sectores populares arrinconados en la exclusión, el hambre, la desocupación y la ignorancia. De esa transición incumplida no sólo es responsable, claro está, el oficialismo. También lo es la oposición. La oposición, que ha triunfado, tendrá que reinstalar la evidencia de que es posible dejar de mentir para gobernar y que el ejercicio perverso del poder no es una fatalidad. Así constituida, la oposición será promotora de un renacimiento decisivo: el de la convicción popular de que la función pública, desde su investidura más modesta hasta la más alta, puede estar al servicio del bien común. Ninguna dificultad será insuperable si hay acuerdo acerca de lo que es fundamental para el país.
Socialmente, es necesario que asumamos que no sólo los funcionarios tienen responsabilidades, como sociedad civil que somos debemos acordar también, implícitamente y sin mirar de reojo al prójimo, de que es imperativo cambiar nuestra escala de valores… Revertir síntomas de una sociedad enferma de comodidad y ambiciones, hacia actitudes altruistas, solidarias y dignas que enaltezcan la condición humana. Es hora de abandonar la “viveza criolla”, esa que tanto rédito parece tener en el plazo inmediato, y que nos ha devastado en el largo plazo, debemos redefinir nuestro valores y volver aprender normas de convivencia social, política y jurídica. Debemos asumir responsabilidades y saber que nuestras negligencias conllevan consecuencias colectivas…
Sin la comprensión cabal de estas dos estrategias de reestructuración nacional no podremos avanzar al ritmo que exige el progreso.
No obstante, me resisto a creer que se ha extinguido la ciudadanía en este país. No se ha extinguido el espíritu que la convierte en baluarte de resistencia contra el autoritarismo. La demanda mayoritaria muy lejos está de ser demanda de pan y circo. Basta con sumar los centros rurales y urbanos donde la prédica oficialista no encuentra eco. Lo prueba la indignación multitudinaria, cuando sale a las calles y a las rutas a denunciar la inseguridad y el delito. Lo demuestra un periodismo combativo e impermeable a la obsecuencia. Maestros que ejercen su oficio con pasión donde hacerlo parece imposible. Jóvenes de todo el país que se niegan a integrar el tendal de desesperanzados que siembran los desencantos sucesivos. No es ciega obstinación lo que cunde entre los que no bajan los brazos, sino una firme concepción de la esperanza. Esperanza que, nada tiene que ver con el optimismo. El optimismo es una hueca disposición a creer que mañana las cosas andarán mejor que hoy. El optimismo lo espera todo pasivamente del porvenir. No así la esperanza. Ella se nutre de elementos concretos extraídos de su experiencia presente. Un presente que, lejos de ser sombríamente homogéneo, ofrece, a quien sepa indagarlo, matices alentadores. Signos de vida y fortaleza que irrumpen donde menos los espera el desaliento.
Lo que hoy se llama gente hasta no hace mucho se llamaba pueblo. Y es el pueblo el asiento de esa esperanza. Los ideales de la educación, del trabajo, del ahorro y de la prosperidad unida al esfuerzo solidario son en él irrenunciables, por más abstractos que hoy parezcan. Desde ellos se vertebran las voces de quienes se hacen oír, para dar a conocer su decisión de no seguir tolerando la antítesis entre el ejercicio de la política y los principios de la decencia. El abismo abierto entre la ciudadanía y sus representantes puede ser subsanado. Quienes aseguran que eso no es necesario, son demagogos. Quienes apuestan a que ello no será posible, nada esperan de sí mismos. Quienes creen que debe alentarse la transformación indispensable, son ciudadanos. Abundan en las ONG, en los empleos, en los templos, en las escuelas, en las universidades y en los hogares. Son gente paciente, perseverante; gente que no confunde lo que hoy sucede con lo irremediable.
Somos nosotros, los argentinos, los chaqueños, los berthenses, sólo que muchas veces ese perfil queda rezagado o dormido por la abrumadora jornada diaria. Aprendamos a ponerla en práctica indeclinablemente. Construyamos nosotros el futuro que falsamente nos prometieron, si estamos condenados a ser huérfanos de futuro, empecemos a cambiar nosotros mismos nuestro presente.
El 2010 empieza mañana, con el albor de un tímido bicentenario, qué mejor momento para iniciarlo…?!

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